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jueves, 17 de mayo de 2018

El aguacate - El lado oscuro del superalimento | DW Documental

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Haber si es verdad Europa no puede ser pelele de USA
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MÁS REGATAS RUMBO A PARÍS 2024 LA VELA OLÍMPICA NAVEGA HACIA EL FUTURO CON VIENTOS DE INCERTIDUMBRE

Támara Echegoyen y Berta Betanzos, durante un entrenamiento antes de...



El universo de la vela olímpica navega hacia el futuro con vientos de incertidumbre. Hace cuatro años, el Comité Olímpico Internacional (COI) pidió a las federaciones de todos los deportes que esbozaran una nueva visión de sus disciplinas con dos objetivos principales: una clara apuesta por la igualdad de género y el acercamiento de los jóvenes al deporte. Con esa doble premisa, en Tokio 2020 veremos nuevas disciplinas mixtas en atletismo (relevo 4x400), natación (4x100 estilos), judo o tiro con arco. La federación internacional de vela, World Sailing, optó por mantener en los próximos Juegos el mismo programa que en Río 2016, donde ya se encontraba una clase mixta en la que cada tripulación está formada por un hombre y una mujer (Nacra 17), pero ahora acaba de presentar una nueva hoja de ruta de cara a París 2024 que puede cambiar drásticamente las campañas olímpicas.

Tras la reunión de mitad de año del World Sailing, celebrada esta semana en las instalaciones del club de fútbol londinense Chelsea, sólo tres de las 10 actuales clases olímpicas se mantienen en el programa sin cambios: 49er (skiff para dos tripulantes masculinos), 49er FX (skiff para dos mujeres por barco) y el mixto Nacra 17. El Laser Standard (barco de un tripulante masculino) y el Laser Radial (una tripulante femenina) también pasaron el corte, si bien en ambos casos se llevará a cabo una revaluación de los equipos, lo que significa que se podría introducir cambios como un nuevo aparejo.

La escritora colombiana Luisa Balleeteros con Joredi Batallé en RFI

2018 -16-05 Audiencia General del San Padre

Una Vista Única de Nuestra Galaxia



15.05.18.- A primera vista, esta imagen podría parecer una descarga eléctrica o un chorro de tinta roja filtrándose en el agua, pero se trata de una vista única de nuestro hogar en el cosmos. Esta imagen del plano central de la Vía Láctea es obra del satélite Planck de la ESA y el Experimento Pionero de Atacama (APEX), situado a unos 5.100 m de altitud en los Andes chilenos y operado por el Observatorio Europeo Austral.La imagen fue publicada en 2016 como producto final de un estudio de APEX que cartografió el plano galáctico visible desde el hemisferio sur a ondas submilimétricas (situadas entre las ondas infrarrojas y de radio en el espectro electromagnético). Complementa a los datos de los observatorios espaciales Planck y Herschel de la ESA. Planck y APEX forman la pareja ideal. APEX visualiza con todo detalle pequeños fragmentos del cosmos, mientras que los datos Planck son perfectos para estudiar áreas a gran escala. Además, abarca la totalidad del firmamento, algo nada sencillo. Los dos se complementan bien y ofrecen una perspectiva única del Universo.  La imagen revela numerosos objetos en nuestra galaxia. Las manchas brillantes a lo largo del plano de la Vía Láctea son fuentes compactas de radiación submilimétrica: regiones muy frías, polvorientas y llenas de acumulaciones que permitirían estudiar innumerables cuestiones, desde cómo se forman las estrellas hasta la estructura del Universo en conjunto. De derecha a izquierda, las fuentes más notables incluyen a NGC 6334 (fragmento brillante en el extremo derecho), NGC 6357 (a la izquierda de NGC 6334), el propio centro galáctico (el fragmento central, más brillante y más grande en la imagen), M8 (el trazo brillante hacia la parte inferior izquierda del plano) y M20 (visible por encima y a la izquierda de M8). Aquí puede consultarse una vista etiquetada.Planck fue lanzado el 14 de mayo de 2009 y concluyó su misión en octubre de 2013. El telescopio proporcionó una cantidad ingente de información sobre el cosmos. Su principal objetivo era estudiar el fondo cósmico de microondas, los vestigios de la radiación del Big Bang. Entre otros hitos, Planck dio lugar a un mapa completo del fondo de microondas con una sensibilidad y una precisión sin precedentes, y tomó la ‘huella magnética’ de la Vía Láctea al explorar el comportamiento de cierta luz emitida por el polvo de nuestra galaxia. Sus observaciones ayudan a los científicos a explorar y comprender cómo se formó el Universo, su composición y su contenido, así como su evolución desde su nacimiento hasta el presente. APEX es fruto de la colaboración entre el Instituto Max Planck de Radioastronomía, el Observatorio Espacial de Onsala (OSO) y el Observatorio Europeo Austral (ESO). El telescopio es operado por ESO.