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sábado, 24 de abril de 2021

IV DOMINGO DE PASCUA



LO QUE NO CUADRA, LO QUE FALLA.

En la historia de Jesús hay muchas cosas que no nos cuadran. Es imposible pensar, reflexionar, o progresar en el desvelamiento de su verdad con nuestra lógica, aunque incluso la naturaleza vaya descubriendo cada día que toda lógica tiene un puntito en el que algo falla, y que ese fallo es el que da origen a algo verdaderamente nuevo. En Jesús falla la lógica por todas partes, por lo que a no pocos de nuestros contemporáneos puritanos y a los de toda época les resulta poco creíble. Hoy, y desde hace siglos, los puritanos están del otro lado, del lado de la lógica, de la razón o de la cultura del momento. Y por eso, Jesús sigue siendo la piedra desechada. No interesa a las aspiraciones del protagonismo y la centralidad humana. Y, tienen parte de razón, pues Él es ese algo que falla, ese algo que resulta contracultural, contra-religioso, contra-bien-pensante. Y nos surgen de nuevo preguntas clásicas: ¿Quién es Jesús? ¿Quién eres, Señor? "Y, vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Y, ¿quiénes somos nosotros,  Señor? ¿Quiénes somos estos seres tan estrechos e incapaces de oír otras voces, la voz del buen pastor que ha fallado, y ha roto la cadena de los falsos pastores de la historia? Tan acostumbrados estamos a las mentiras o medias verdades de los falsos pastores sociales, políticos, económicos, religiosos o culturales. Tan tenazmente nos enganchamos a apariencias engañosas, que no podemos creer, nos repugna hacerlo, que de Nazaret, un mundo pequeño, despreciable o desechable, crucificado y desangrado, pueda nacer la luz, pueda llegar lo nuevo, lo bueno, lo anhelado, el Reino soñado, la paz, la recobrada libertad, la sanación, la salvación.

EL DESECHO DE LOS MANIPULADORES.

"Cree el ladrón, que todos son de su condición", dicen. Y este puede ser el drama de los bien pensantes. Juan 10: "El asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas". Jesús define quién es el desecho para los asalariados que buscan su interés, para los manipuladores que abusan de los inocentes, para los que se descontrolan y atropellan hipócritamente cada vez que detentan el poder y sobreactúan en él. ¿Quién eres tú, desechado, crucificado, pero, a la vez, buen pastor y resucitado de entre los muertos? ¿Puede el hombre del siglo XXI creer y confiar en ti? ¿Quiénes somos nosotros que te desenfocamos y alejamos? HECHOS 4: "Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos".

SEREMOS SEMEJANTES A ÉL

No dejes de confesar una humilde pero inquebrantable fe confiada en el Buen Pastor. Él es la piedra que remata y da consistencia a tu identidad. Él es el nombre que salva. ¿Quién eres tú? Eres parte de su pueblo, oveja de su rebaño, su discípulo y hermano. Pero en la historia no te toca ser lo que Él es. Si ocupases su puesto, te romperías y romperías el equilibrio. Sólo a Él le ha puesto el Padre como Salvador, Señor, que vive, primero entre los hermanos. Sólo a Él. Y situados en Él, y conducido por su Espíritu, como parte de un Pueblo fraterno, sinodal, sin ropajes de distinción, desnudo, humilde, entregado; como pueblo que carga con su cruz, y le sigue. Es verdad que, según 1 Juan 3: "Aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él". Y eso te llega por el bautismo; y cada domingo, como un adelanto, en la eucaristía; te llega cuando te reúnes en su nombre y en la vida de los pobres; te llega en la familia, y al cumplir su voluntad. Por Él, con Él. En Él todo se puede; todo es posible para quien ama. Y en Él estás aprendiendo continuamente a amar. Él te convierte en mujer u hombre nuevos. Por eso, cada día, y hoy domingo, en la eucaristía, ora junto a tus hermanos, entra en el silencio de tu comunidad fraterna, de los que respiráis el mismo Espíritu. Y reza unido, en comunión, con las palabras del Salmo 117: "Tu eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia". Rompe la cadena de lo que es falso, de lo que te tiene reducido a rutina, a vida plana y desértica. Muchos, que necesitan Tierra, Techo o Trabajo, como dice Francisco, están esperando que te rompas y empieces a ser un hombre nuevo, como Él. Síguele. Sirve.

Antonio García Rubio.