La propuesta de Donald Trump de que Estados Unidos compre la remota Groenlandia puede sonar como una extraña ocurrencia: es el territorio menos poblado de la Tierra, con 2.166 millones de km cuadrados y solo 57.000 habitantes.
Más aún puede sorprender su decisión de suspender la visita que tenía planeada a Dinamarca en dos semanas por la falta de interés de la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, en discutir la hipotética venta de la considerada isla más grande del mundo (pues Australia es un continente).
No es la primera vez, sin embargo, que Estados Unidos intenta comprar Groenlandia, un territorio autónomo dependiente de Dinamarca, país que le transfiere el 60% de su presupuesto anual y controla su política exterior y de defensa.
La idea fue considerada durante la década de 1860 por el entonces presidente Andrew Johnson. Un informe del Departamento de Estado de 1867 sugería que su localización estratégica, junto con la abundancia de recursos, la convertían en una adquisición ideal.