Lo mejor que te puede pasar en la vida espiritual, es que abandones la página en la que escriben tu ego abusón y los dragones exteriores que te dominan y atemorizan con su poderío descomunal; y que, a continuación pases a escribir otra nueva página de tu vida, la que será protagonizada por una fe y una confianza inquebrantables, que se concentran en Jesús, en su Palabra, en su Espíritu, y en la cálida acogida de unos brazos que te rodearán de ternura. Instálate en esta otra página. Ahí, el sentimiento y la sensación, tanto corporal como espiritual, te harán comprender que estás protegido por una coraza de amor potente e invisible a los ojos, aunque auténtica y verdadera. Da ese paso, bien asido a dos manos: la del Espíritu y la de tu Comunidad fraterna. Darás un paso primordial, mediante el cual prenderás a andar en la noche, en la tormenta, en cañadas oscuras, en la nube; y donde serás llevado por las alas de la fe, y volarás confiado, distendido y alegre, a pesar de los retorcidos trazos de una historia ciega y desesperanzada. Jeremías 20: "Pero el Señor está conmigo, como fuerte soldado; mis enemigos tropezarán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso con sonrojo eterno que no se olvidará." Permanecerá siempre el cariñoso consuelo de un amor que no nos ha abandonado nunca y que nos sonrojará sólo con el calor de su ardiente amor.
Salmo 68: "¡Sálvame, oh Dios, porque las aguas me llegan hasta el cuello! Me hundo en el cieno del abismo, sin poder hacer pie; he llegado hasta el fondo de las aguas, y las olas me anegan." Es verdad lo que el salmista proclama. Retrata perfectamente los sentimientos que tenemos todos cuando se nos hace permanecer largo tiempo en medio de pruebas, violencias, injustas pobrezas, diferencias que hieren los cuerpos y las almas con cuchillos visibles o invisibles, e indignas miserias disfrazadas de mentiras podridas. El gran valor y aporte de los salmos es que, aunque pasen los siglos sus palabras siguen manteniendo la certeza de lo que los hombres desprotegidos, justos y sufrientes, experimentan ante los poderes abusivos que los ahogan y agotan. Y el grito potente o contenido, que nace en esa penuria, sale a borbotones de los labios amoratados de los empobrecidos, maltratados, solitarios o abandonados; de los que carecen de fuerza, los que se manifiestan violentamente, o los que expresan su rabia e impotencia con violencia. El cielo escucha todo grito de dolor y, tarde o temprano, la impotencia de los heridos tendrá su justa compensación. "Estoy exhausto de gritar, arden mis fauces, mis ojos se consumen de esperar a mi Dios", recalca el Salmo 68.
Romanos 5: "Si por el delito de uno solo murieron todos ¡cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos!" Aprende a confiar en el Señor, y sabrás cómo Dios respeta tu historia. Ninguno sabemos con certeza, porqué la vida es como es, y porqué produce tanta cruz y sufrimiento. Nadie lo sabe. Puedes intuir que para que la vida sea posible, y se desarrolle la libertad y la conciencia del hombre, sea necesario este mundo plagado de contradicciones y estados contrapuestos. Y vislumbras, como dice Romanos, que la gracia y el don, que nos llegan de la mano de Cristo, se han desbordado para bien de todos. A pesar de ello, constatas cada día que tú solo nada puedes, pero que lo puedes intentar, con sinceridad y fortaleza, con el apoyo de Cristo.
Jesús se hizo inútil, fracasado y martirizado con sangriento sufrimiento, como cualquier condenado, para que la gracia de Dios se desbordase en favor de los humildes y los pecadores. Y desde su entrega y su cruz, aunque todo siga aparentemente igual, sin embargo, ya no es, nada es, ni nada será igual. Tu vida, como la de cualquier sufriente y desesperanzado, está secretamente sobrepasada por una conciencia nueva, y un anhelo de entrega en favor del bien, la igualdad y la fraternidad; una vida orientada en la búsqueda secreta y concreta de los cielos nuevos y la tierra nueva que Jesús ha abierto para los creyentes, para la humanidad, y para ti. Ya no has de temer el hecho de entregar tu vida; al contrario, sabes que en ella está la respuesta vibrante, lo nuevo, lo bello, lo verdadero y lo bueno. Eso sí, el que te dice: “Sígueme”, te lo pide todo para hacerlo posible. Tu humildad vencerá al poder de los soberbios y ambiciosos. "Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes", dice la resuelta y sabia María.
Mateo 10: "¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos." Es admirable y maravillosa la santa simplicidad en la que se desenvuelve finalmente la propuesta de Jesús, de su Reino. Ahí la tienes: No temas. Todo está interrelacionado. Todo está rebosando la misma sabiduría. No te revoluciones contra el Padre. Él, secretamente, cuida de ti y de la creación, hasta que lleguéis al punto justo de la plenitud: al Corazón de su Hijo.
Colabora con Dios para hacer posible una naturaleza cuidada, no saqueada, y hermanada con el hombre; para que los hombres vivamos como hermanos unos con los otros, y especialmente nos responsabilicemos de los que no cuentan; y para que todos pasemos haciendo el bien por esta tierra, como lo hizo y nos enseñó Jesús. Confía en Él. Todo está en sus santas manos. Entrégate. Deja al Espíritu de Dios ser Dios. Y tú, entregado en sus manos, a su Corazón, no dudes de su amorosa protección, hasta tus cabellos están contados. Él cuida de ti. Él cuida de su Iglesia, de todo y de todos. Ama. Sé ese pajarillo que vuela y canta su canto de amor y de bien. Los pajarillos están protegidon. Y tú eres amado.
Antonio García Rubio.