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domingo, 26 de abril de 2020

Gente de Zona - La Gozadera (Official Music Video) ft. Marc Anthony

Para mi segunda tierra Puerto Rico y para todos los caribeños con todo mi cariño.
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For my second land Puerto Rico and for all the Caribbean people with all my love.


Gente de Zona - Mas Macarena (Premios Juventud 2016) ft. Los Del Rio, Mo...

DOMINGO TERCERO DE PASCUA


Os comento un sueño. Recuerdo pocas imágenes, pero significativas. En una estancia, de sopetón, apareció una mujer maravillosa y muy querida, muerta hace años: Mariluz, religiosa. Estaba radiante, alegre, feliz, desbordante de color y viveza, transparente, y con su inmortal sonrisa. Nos abrazamos pletóricos por el encuentro. Instantes después se hizo presente su prima. Al verla se llevó la sorpresa del siglo, y también se abalanzó sobre ella. Pero, en ‘un si es no es’, en el que su prima se dirigió a mí para decirme algo, Mariluz desapareció. Cuando se volvió hacia ella, ya no estaba. Y le dije: ‘Mírala fijamente. De lo contrario, desaparece’. La buscó con una mirada atenta, y Mariluz, con la misma sonrisa, volvió a aparecer para alegría de los tres. Algo hablamos, y algo nos dijo, pero no puedo recordarlo. No sería necesario. Eso sí, los dos actualmente vivos en este planeta, éramos conscientes de que Mariluz había vuelto a la vida para encontrarse con nosotros; y que todo encuentro de amor y de luz, aunque sea en sueños, es una gran noticia y hemos de desentrañarla, para acoger su significado.

Lucas 24: "Ya cerca de la aldea donde iban, el hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: 'Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída." El sueño de Mariluz, me sitúa en antela realidad de nuestra pobre fe. Vivimos tiempos recios. Andamos de la fe a la duda, de la certeza a las aguas movedizas, de la luz al corazón cerrado, oscurecido, de la exaltación a la adoración, de la vivencia solidaria al infierno. Vivimos la vocación y la misión de Cristo como gracia y serenidad, y, a su vez, al ponerla en práctica, como estrés traumático, activismo desmedido, o deseo frustrado de saciar la ansiedad de nuestros egos inseguros.

Andamos, como los de Emaús, inquietos por la vida: queriendo creer y estresados; torpes por las dudas e iluminados por Jesús; incrédulos o ciegos e capaces de ver y comprender. Estos dos discípulos, caminan acompañados por el Señor sin reconocerle, y sólo sentados a la mesa, lo reconocen y se alegran. Y, al contemplarle al partir el pan con ojos atentos y de fe, Él aparece, pero, sin embargo, acaba esfumándose, como Mariluz en el sueño; cuando la reconocimos gozosos, desapareció. Cuando el señor nos aparece, en cualquier experiencia de encuentro con Él, se nos despiertan profundos sentimiento de alegría; y cuando vamos nos sentimos centrados en Él, se nos escapa. Llega, regala fortaleza, da su paz, provoca alegría, y desaparece. Se aparece entre los pobres, los pequeños, los enfermos, los depresivos y los humildes del pueblo. Y cuando nuestros ojos serviciales despiertan, y le ven vivo y presente entre ellos, nos sentimos confortados y centrados en lo que estamos haciendo, y, al momento, desaparece. Y, una y otra vez nos quedamos atónitos, como solos al compartir el drama social que atraviesa a los pobres, los enfermos, o los parados. Él llega, centra, alegra, da confianza, alienta, y agranda la conciencia, pero luego, ha de ser la fe, la confianza y la responsabilidad del hombre, junto al Espíritu que siempre permanece,  quien tome las riendas y quien sirva con fidelidad y responsabilidad. La presencia  de Cristo hace que ardan nuestros corazones y se afiancen en el amor compartido. Hoy, los bautizados han de colaborar en trabajos en redes con toda la gente y el tejido asociativo para relanzar a este mundo que puede quedar económica y humanamente agónico. Dios es el aliento y el amor, pero el corazón, la inteligencia y las manos, los ha de poner el hombre.

Hechos 2: "Dios resucitó a este Jesús, y todos nosotros somos testigos…  Ahora lo ha derramado." Es sugerente esta expresión. Jesús recibe del Padre el Espíritu, y lo derrama, desparrama, lo vierte y expande sobre sus discípulos, sobre ti, que eres hoy uno de ellos, que caminas sorteando serias dificultades, y que buscas encontrar apoyo y calor para soportar el frío intenso de la pandemia. Es el Espíritu el que te da ojos para ver a Jesús en la humanidad desolada. Es el Espíritu quien te conduce entre las contradicciones del presente. Es Él la confianza y la alegría, que necesitas para peregrinar. Salmo 15: "Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha."

Sobran maestros y faltan testigos. Sobra enseñanza teórica, y falta reflexión, oración y conocimiento, sumergidos en la vida. Los discípulos amados se cimientan en el dolor y en la esperanza de la humanidad. Escuchan la Palabra y la hacen suya. No enseñan desde la altura del que tiene miedo al hombre, al mundo exterior, o al interior, a sus locuras y desviaciones. El discípulo amado, en medio de su perplejidad, de sus contradicciones y de sus heridas, que son las del pueblo, camina con fe, reconociendo la sabiduría del Evangelio, que contrasta e ilumina entre las vidas de sus hermanos, con los que vive y a los que sirve.

Concluimos con la 1 Pedro 1: "Si llamáis Padre al que juzga a cada uno, según sus obras, sin parcialidad, tomad en serio vuestro proceder en esta vida."

1. La Palabra que nos ha ofrecido el Padre se dirige a tu conciencia libre, a tu cordura, a tu respeto por la naturaleza, a la imparcialidad de tu amor universal, a tu trato en favor de los desgarrados y amados de Jesús, y a tu responsabilidad en la misión profética de Cristo. Ponte a pensar qué podemos hacer por parados. No sólo dar pan, que también, sino cómo podemos crear puestos de trabajo. Ideas en acción.

2. La Palabra te pide obediencia y te anima a tomar en serio tu proceder, a decir no a la mentira, y sí a la entrega de la vida. A no vivir de modo gris, y no anular ni la fe ni la alegría de creer. Pon pasión por recuperar el Evangelio. Y arriesga por renovar la mentalidad del pasado. Acompaña a los que se identifican con el Cristo sufriente. Busquemos casa a los que carecen de ella.

3. No seas un cristiano funcionario de celebraciones. Vive la espiritualidad, la profecía y el testimonio. Baja a lo bajo. Mánchate. Apuesta por lo nuevo sin temor a equivocarte. Entre miedo y gracia, no dudes. Él te llama por tu nombre. Para hacer el bien. No pongas peros. Pon fe y ganas. Él pone el resto.

Antonio García Rubio.