El 'Defender', Emirates Team New Zealand, y el 'Challenge of Record ', Luna Rossa, tenían claro que querían crear algo nuevo, emocionante y diferente cuando sugirieron las primeras pinceladas de cómo sería la defensa de la 36ª Copa América en Auckland. Los bocetos han dado lugar a la clase AC75, unos inéditos monocascos voladores de 22,86 metros de eslora que se presenta como un enorme desafío para diseñadores, ingenieros y regatistas. Sus velas flexibles, ni convencionales ni rígidas, son un buen ejemplo del trabajo que ha supuesto concebir los nuevos barcos. Tras meses de investigación, el fabricante de velas North Sails desvela cómo serán los nuevos 'trapos'.
El pasado más reciente de la Copa América ha sido el punto de partida. El sistema de doble elemento de vela rígida utilizado en las 34ª y 35ª ediciones (2013 y 2017) dio lugar a un nivel inédito de trimado. Un ala dividida en segmentos puede ser configurada con una profundidad mayor que una vela convencional, logrando así una fuerza de sustentación mayor cuando se necesite. En segundo lugar, los brazos de control rígidos pueden forzar la inversión de las secciones superiores, lo que crea un momento de adrizamiento, requerido en condiciones de exceso de potencia, al invertir la fuerza de sustentación. Pero un ala rígida es complicada, cara y poco práctica para la navegación en general.