SOBRE LA SENSATEZ. Salmo 89: "Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato".¿Dónde aprenderás las enseñanzas sobre la sensatez? Existen muchas varas para medirla. Depende de qué mente, cultura, política, ideología o creencia lo haga. No es tarea fácil. Y son muchos los que la interpretan según su experiencia, su información, su momento, o la situación en que se encuentren. Como cristiano, encuentras tres criterios: el primero y esencial es la Palabra de Dios; el segundo es la sinodalidad, el consejo compartido con los hermanos, la palabra de la comunidad; y el tercero, fundamental, como siempre lo ha sido en la tradición cristiana, es la propia conciencia. Dicho esto, y para no quemarte, dividirte, herirte, romperte, e incluso morir; y para convivir y progresar en humanidad y espiritualidad, necesitas, y mucho, la sensatez cristiana, la que nace en el Evangelio. Lábrala con la ayuda de la Palabra, de los hermanos y de una conciencia serena y confiada en el amor de Dios y en la libertad de un servicio entregado.
LA SENSATEZ DEL EVANGELIO. En el libro de la Sabiduría 7 encuentras una raíz esencial para poder vivir la sensatez, cuando se identifica o se une a un corazón sabio: "Invoqué, y vino a mí el espiritu de sabiduria. La preferí a cetros y tronos, y, en su comparación, tuve en nada la riqueza. La quise más que a la salud y a la belleza. Con ella me vinieron todos los bienes juntos". La sensatez, pues, llega de la mano de la Sabiduría. Un corazón quebrantado y humillado, como lo están tantos corazones actuales, es propicio para encontrarse de lleno con la sabiduría, y, a través de ella, con la necesaria sensatez que cada mujer o cada hombre de fe, o cada comunidad cristiana, han de tener en su trabajo pastoral, fraterno, humano o evangelizador; y hacerlo en este mundo roto y desolador como este, que rodea a las mayorías de pobres y desamparados. Aprende el camino sabio y sensato del Evangelio. Esa es la primera misión, mientras te pones en salida. Abierto y decidido a hacer de este mundo el reino de Dios. Siempre fundamentado, para bien de tu conciencia, en Cristo Jesús, Palabra viva salida de las entrañas del Padre. Hebreos 4: "La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, penetrante hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos. juzga los deseos e intenciones del corazón". Andas rodeado de tanta palabra hueca, estéril, confusa, demoledora, vengativa, violenta, desalmada. Andas tan anhelante de vida, de ternura, de luz, de belleza, de caricias, de justicia, de gestos fraternos, de eficacia sanadora, que la Palabra de Dios es el único bastión al que asirte y agarrarte en estos tiempos.
LA SENSATEZ PROPUESTA POR JESÚS. El Evangelio de Marcos 10: "Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres -así tendrás un tesoro en el cielo-, y luego sígueme. Él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús añadió: Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el Reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Ellos se espantaron y comentaban: Entonces, ¿quién puede salvarse?" No es extraño que ese joven rico frunciese el ceño. Lo que Jesús le propone, dicen siempre los ricos, es una perfecta insensatez. ¿A quién se le ocurre, para solucionar un pequeño problema de conciencia, de percepción o de falta de alegría en su holgada vida, proponer al joven vender sus bienes y repartirlos entre los pobres? Esta, que es la gran y absurda insensatez para los hombres poderosos, es, a su vez, la sabia y amorosa sensatez de Dios. Sólo el que sigue en verdad a Cristo, sabe lo que sucede en el hombre que confía y arriesga por Él. Pero juzgar insensatez lo que propone Jesús no es algo del pasado. La misma insensatez les parece, a algunos ricos de hoy, lo que dice y propone, en nombre de Cristo, el Papa Francisco. A él, que ha decidido hacer lo que dice Jesús, y dedicar su vida, de modo preferencial a los pobres, le insultan, le piden que se calle, o que se vaya. En su acomodada riqueza, en su atrincherada ideología, o en su buena vida, a algunos les resulta molesta y les indigna su palabra evangélica, y su liderazgo misericordioso; le toman por enemigo, y le atacan o desprecian. Este, para ellos, es un Papa insensato. Pero, para Dios es la pura sensatez, esa otra santa y sagrada sensatez, la suya, la del Padre que ama a su pueblo y mira con inmensa piedad a los pobres, a los pecadores, a los pequeños, a los que no cuentan, a los que no son capaces de seguir a su Hijo, a los enfermos, y a los que critican y lanzan ignominias contra Jesús, o contra el Papa.
GRACIAS, SEÑOR, por mirarnos a todos, sin distinción ni interés alguno, con ternura y misericordia indecibles. Y tú, hermana, hermano, compañera, amigo, siéntete mirado, urgido, amado y enviado a la más "sensata" insensatez de su seguimiento, a hacerlo en libertad, con la Palabra, y bajo la atenta y compasiva mirada de Cristo.
Antonio García Rubio.