LA VIDA DE LOS SENCILLOS, LOS AMADOS. La Palabra de Dios se deleita y recrea con la fe y la vida de los sencillos, amados de Dios, a los que desvela lo importante. La Palabra presenta gestos de los humildes, para comprender el corazón de Dios, su pretensión al crear el Universo, su sueño y su voluntad al afrontar el desenvolvimiento diario de la vida en el planeta, en las relaciones interpersonales, en el medio ambiente, la familia, la comunidad cristiana, el corazón, la mente, el cuerpo. La Palabra destaca la acción amorosa y sobrepasada de Dios con el profeta y la viuda de Sarepta, y enseña a entregar lo que se es y se tiene. 1 Reyes 17: "Así dice el Señor, Dios de Israel: "La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra." Esa lluvia que has palpado la pasada semana como una bendición. El que confía lo que es y tiene en el Señor, se sobrecoge y abruma al experimentar su apasionada protección. Y el que confía en Él no es el señalado como persona 'religiosa', sino el que ama, aprende a amar, se entrega y se regala a sus hermanos y a todo caído que encuentra en los caminos de la historia.
LOS QUE PRACTICAN EL AMOR SOLIDARIO. Hay personas que, en su pobreza, enfermedad, frustración, decadencia, maltrato, injusticia sangrante o violencia sufrida, experimentan la potente protección del Padre Dios. Tú mismo la has percibido a través del amor solidario, la acogida, el consuelo, o de la defensa recibida de otros hermanos, amigos, conocidos o ciudadanos, de los samaritanos que han ejercido contigo su solidaridad o su amor desinteresado. En esas manos, abrazos, caricias, defensas y palabras has percibido la voz, la mano, el abrazo o la defensa del Padre. Elías lo vivió de la mano de una viuda pobre, y a punto de morir, ella y su hijo. Salmo 145: "El Señor, sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados". Ora, piensa, y repasa la infinidad de pequeños gestos de amor que te han sanado, levantado, sorprendido o amado. Benditos sean. Los malvados e injustos, que torpedean el sueño de amor de Dios en los seres vivos, tienen sus trastornos.
JESÚS ES EL CAMINO. El ejemplo y camino para mirarte, aprender a donarte y sacrificarte por amor a tus hermanos, lo recibes de Jesús, y de los que, como Él, se han dado y sacrificado para que los demás tengan vida abundante. Hebreos 9: "Cristo se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo". Destruye el mal. Esa es la tarea del que confía. Destruye el mal a fuerza de bien. Esa es la ley. No destruyas el mal, haciendo el mal. Se multiplicará. Ese no es el camino del discípulo. Algún día, la humanidad descubrirá su torpe camino de violencia, poder avasallador y destructivo. Ese día se dará el fin de los equívocos, odios, venganzas, malos quereres, violencias, injusticias y horrores ejercidos a los pequeños y los pobres; será el fin de la confrontación de imperios y de codiciosos. Jesús enseña algo diferente; tan importante que le mereció la pena dar su vida, de hombre y de Dios, por ello. ¿Escuchará la humanidad a Jesús? ¿Abandonaremos esta farsa dañina?
EL DON DE VER DÓNDE NO SE VE. Marcos 12: La viuda, "echó dos reales. Y llamando a sus discípulos, les dijo: Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir". Eso es. Y el don es que aprendas a ver esos ojos de Dios que buscas, intuyes, y amas. Pídelos. Verás los pequeños detalles, y la autenticidad de la humanidad; discernirás los referentes de amor y vida. No te quedarás atascado en el mal, sino que verás el bien que viene de la mano de Dios, el bien de los que se sacrifican por los demás, se quitan de lo suyo, y sirven al bien común. Sé buena gente, llena de paz y de serenidad tu ambiente, no te entretengas en maldades, y no te pierdas en lo pasajero. Aprende de Cristo lo que Él reserva para la gente sencilla. "Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos. Ama y haz lo que quieras", San Agustín. Pues el que ama, sólo hace, y sólo quiere, el bien. Sé un hombre de bien; una mujer de paz; un discípulo de Cristo.
Antonio García Rubio.