Aunque han pasado 500 años desde que Nicolás Copernico lanzara un gancho directo a la mecánica celeste clásica; aunque han pasado un poco más de 150 desde que Darwin nos pusiera en nuestro sitio (evolutivamente hablando) y unos 100 desde que Einstein nos explicara que ni siquiera la materia y el tiempo eran lo que pensábamos que era; aunque hace 90 que Lemaître vislumbrara la idea del 'Big Bang' en el fondo de una ecuación astronómica casi nada ha cambiado. Sabemos mucho sobre el universo, sí; pero nos seguimos creyendo el ombligo del universo.
Eso, aunque no lo parezca, tiene implicaciones para la ciencia y la tecnología actuales.
Una suposición equivocada. Por ejemplo, durante décadas hemos pensado que la Tierra era el paradigma de la habitabilidad. Pensábamos que éramos un milagro, que si un solo factor de los miles de millones que sostienen la vida en nuestro planeta cambiara, todo se derrumbaría como un "castillo de naipes". Sin embargo, ahora un grupo de investigadores de la Universidad de California Riverside han descubierto que no es así. Bastaría un "pequeño cambio" para que la habitabilidad de la Tierra fuera mucho mejor.