Marcos 1: "Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio. Decía: Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio". ¿Qué dice la Palabra cuando habla del Reino de Dios, invita a santificar el Reino o resalta que su Reino no es de este mundo? Hoy es el domingo de la Palabra de Dios. Ella nos guía, y desvela la enseñanza de Jesús. Los imperios del mundo, donde se aposentan ambiciosas dictaduras y codiciosos grupos de dominio económico, amenazan y alertan a todos. Y empujan a los creyentes a escuchar la Palabra, y a contemplar ese Reino de Dios que se nos hace presente con la fuerza del Espíritu. Veámoslo:
1. Los imperios de este mundo caerán. Duran y provocan daños y muertes, pero caen: "Caerá, caerá, la gran prostituta, la gran babilonia, vestida de púrpura y perlas, que detenta el poder del gran capital", grita el Apocalipsis cristiano, que es la Palabra de Dios cargada de esperanza, y dirigida a unas comunidades perseguidas y crucificadas. Habla Jonás 3: "Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando: ¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida! Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños." En Nínive, otro imperio caido. Jonás llama a la conversión de los que se hunden. Lo mismo hizo Jesús: "No temáis a los que matan el cuerpo". No temas, aprende a no temer a los imperios que roban, matan, y desprecian sin compasión.
Hoy, el empuje de la presencia masiva de los pobres en las fronteras de Europa o América, prueba la ausencia de temor en los abandonados. Salen a esas peligrosas fronteras, con alto riesgo para sus vidas. Se entregan a la esperanza o la muerte en favor de su dignidad y supervivencia. Y, sin saberlo, están forcejeando por el advenimiento del Reino de Dios que traerá justicia y paz para todos los pueblos. Esa es la semilla que guarda secretamente el Reino, la Palabra de Cristo. Y es la gran aspiración del universo. Una semilla alentada sin cesar por el Espíritu, y que guía a la humanidad a un mundo sin fronteras donde todos vivan en paz e igualdad en la nueva y eterna civilización del amor.
2. El Reino es la obra secreta del Espíritu del Señor. Salmo 24: "El Señor es bueno y es recto,
enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humilles". Sin que sepamos bien cómo y de qué secretas y eficaces maneras, el Espíritu de Jesús, cuidando las entrañas de cada hijo de Dios, va creando el ambiente, entre graves dificultades, para la manifestación definitiva del Reino de Dios. La Palabra de Dios que hoy celebramos, a propuesta del Papa Francisco, nos recuerda que Dios es bueno y enseña, susurrando al corazón de los pecadores, los humildes y la humanidad entera, su secreto tesoro, su Reino. El Espíritu hace crecer la semilla en las honduras del alma humana sin que sepamos cómo. Pero crece. Mirad los imperios y mirad al pueblo de Dios sufriente y peregrino, y veréis el forcejeo por lo nuevo, su Reino, que crece y crece en la conciencia de la humanidad, en medio de tensiones y contradicciones. Mirad la llamada que se esconde tras la pandemia, el cambio climático, la creciente sensibilidad social, los movimientos espirituales, el diálogo interreligioso. El Espíritu se mueve. El Reino se realiza. La Palabra de Dios se cumple.
3. El Reino se manifiesta en el anhelo de vivir aquí y ahora de modo justo, fraterno, libre e igual en tantas personas y jóvenes .1 Corintios 7: "El momento es apremiante. Que los que lloran, vivan como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina." La representación, el gran teatro del mundo, que diría Calderón, se acaba. Estamos cansados de mentiras, violencias, ambiciones, hambre, destrucción del planeta, despotismo, economicismo; ausencia de paz, de oportunidades, y de respeto a las vidas; de destruccion de la ternura, de los sentimientos familiares, del cuidado de los débiles; y cansados de ver o de sufrir el escarnio de millones de seres humanos, tratados como despojos.
Ese cansancio manifiesta el deseo general de un mundo nuevo donde reine la paz, la justicia, la sana comunicación, la mesa compartida, la alegría festiva, las miradas limpias y confiadas, la alabanza amorosa al Padre, Creador de un mundo, llamado desde su raíz y desde su Palabra, a ser un mundo de hermanos. Es hora de rezar con más intensidad que "venga a nosotros su Reino".
Marcos 1: "Venid conmigo y os haré pescadores de hombres". La Palabra de Dios te propone este domingo participar en un Reino de pescadores. Te propone ser pescador de mentes y corazones dispuestos a la conversión, a la entrega de la vida, al renacer de un nuevo modo de vivir; te propone cuidar la semilla del Reino que hace florecer los mejores hijos de la humanidad, los que son imprescindibles por su generosidad. Te propone un Reino donde nadie debe a nadie nada más que amor. Y donde el amor haga que a nadie le falte nada imprescindible. El Reino está creando ambiente para que seamos los hombres soñados por la Palabra de Dios. Confía y hazte pescador.
Antonio García Rubio.