Vuelvo a reponer este Réquiem en homenaje póstumo a las victimas del terrorismo en nuestra tierra España. jl
Nos preguntamos muchas veces por la fe. El que ama el Evangelio, vive para susurrarlo al corazón de sus hermanos, y sabe que la fe ocupa el centro del suyo. Pero, ¿qué es? Sabemos que cultivarla no es tarea del hombre. Es Dios el sembrador, el labrador, el que nos busca, da el primer paso para salvarnos y nos sale al encuentro cada día, aunque nos parezca ausente.
En el relato de la cananea, Jesús descubre su fe, ligada a su cotidianidad y sus amarguras. "'Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas." La fe obra los milagros de cada día. No es actividad mental o intelectual. Es don que crece en la vida sufriente. Don y presencia de Dios en nuestra pobreza y pecado, desgracia o alegría. Es perla que anida en todo corazón, sea cual sea su raza, nación o religión. Verla como algo exclusivo de privilegiados, es propio de 'hombres falsamente religiosos'. Jesús, lo escenifica a la perfección. Dice que se le envía a los hijos de Israel. Eso esperan. Pues, “no se da el pan de los hijos a los perros”. Eso cree Israel. Y Jesús les sigue el juego. Pero no será esa su solución.
La oración de la mujer de fe empieza con un mantra susurrante, que la adentra en el silencio ante el misterio de Dios y de la humanidad: "Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David”. Se postró ante él, y le pidió: “Señor, socórreme." Son mantras repetitivos de la tradición cristiana, puesto en los labios de una extranjera, como nosotros: "TEN COMPASIÓN DE MÍ". "SEÑOR SOCÓRREME".
Este texto es una joya. Una extrajera nos enseña a orar. Nos manifiesta, en el drama de su vida, la fe aceptada en su corazón. Y Jesús desvela el error de los hermanos mayores, engreídos, como el de la parábola del Hijo Pródigo. Los que trabajan desde la primera hora y se creen, orgullosos, que todo es suyo y no de Dios. Se creen amos de la viña y son capaces de las mayores atrocidades.
¿Qué don es la fe, ya que procura la salvación y realiza los milagros? El hombre de fe da gracias por cuanto acontece en el mundo; y ve todo como providencia divina. Verlo así le mantiene en oración. Pues sólo en la oración silenciosa, vital y consciente de la fragilidad del pueblo, encuentra el don de la fe; una oración que carga con la propia cruz y la de sus hermanos; que se aleja de la palabrería egocéntrica y ociosa, y es sufriente y esperanzada. Una oración que alienta y mantiene el don de la fe. Un don que ni sembramos ni cultivamos. Que es don del Amante y enamorado Dios, que va por delante de nosotros.
Al que ora en su fragilidad, y repite su mantra en el silencio dolorido que produce el sufrimiento humano, como la enfermedad de una hija, o la injusticia desatada o la violencia brutal como la vivida esta semana en Barcelona, Dios lo pone a prueba. Todos somos probados en la fe como el oro en el crisol. Es ahí, en la resistencia en medio de las pruebas, es donde reluce la fe. Y es ahí donde Dios concede todo don, todo consuelo, todo milagro y toda vía de salida en el amor y la concordia.
“Los dones y la llamada de Dios son irrevocables ", dice Pablo. Es un gran misterio. Los que perseveran, se encuentran con que la puerta estrecha es la que abre el Paraíso. Lo de Dios es irrevocable. Nuestra rebeldía trae su misericordia.
“Mi casa; dice Isaías, es casa de oración." Nosotros sabemos que la casa está dentro, en el corazón de cada uno. Es hora de adorar a Dios en espíritu y en verdad, según el evangelio de Juan. Y hora de alabar: "Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben." Todos llamados a la alabanza. Todos llevamos la huella de su amor imborrable en el corazón.
Jesús saca esa huella a la luz. Que la Iglesia no caiga más en el error de considerarse la hermana mayor, dueña de la salvación. La misión de la Iglesia, en el Espíritu, es ayudar a la humanidad a desvelar su gran y escondido secreto: TODOS SOMOS HIJOS AMADOS DEL PADRE. Y HERMANOS ENTRE NOSOTROS. Y ese secreto nos lo ponen de manifiesto “los perrillos que comen las migajas en la mesa de sus amos.”
Repitamos una vez más: NO A LA VIOLENCIA. SÍ AL RESPETO A LA VIDA DE LOS INOCENTES. TODOS JUNTO A LOS HERMANOS DE BARCELONA Y CON EL DOLOR DE LAS VÍCTIMAS DEL MUNDO ENTERO.
Antonio García Rubio
SUNDAY XX ORDINARY TIME
We ask ourselves many times by faith. He who loves the Gospel lives to whisper it to the hearts of his brothers and knows that faith occupies the center of his. But what is it? We know that cultivating it is not the task of man. It is God the sower, the farmer, who seeks us, takes the first step to save us and meets us every day, even if it seems absent.
In the Canaanite story, Jesus discovers his faith, linked to his daily life and his bitterness. "'Woman, how great is your faith: that what you desire may be accomplished." Faith works the miracles of each day. It is not mental or intellectual activity. It is a gift that grows in the suffering life. Don and presence of God in our poverty and sin, misery or joy. It is pearl that nests in all heart, whatever its race, nation or religion. To see it as something exclusive of privileged, is proper of 'men falsely religious'. Jesus, plays it to perfection. He says that he is sent to the children of Israel. They hope so. Well, "the children's bread is not given to dogs". That's what Israel believes. And Jesus follows the game. But that will not be your solution.
The prayer of the woman of faith begins with a whispering mantra, which leads her into silence before the mystery of God and humanity: "Have mercy on me, O Lord, Son of David." He fell down before him and asked him : "Lord, help me." They are repetitive mantras of the Christian tradition, placed on the lips of a foreigner, like us: "HAVE COMPASSION OF ME". "I SORRY".
This text is a jewel. A stranger teaches us to pray. It shows us, in the drama of his life, the faith accepted in his heart. And Jesus reveals the error of the older, cocky brothers, like the parable of the Prodigal Son. Those who work from the first hour and believe, proud, that everything is theirs and not God. They believe masters of the vineyard and are capable of the greatest atrocities.
What gift is faith, since it seeks salvation and performs miracles? The man of faith gives thanks for what happens in the world; And sees everything as divine providence. Seeing Him keeps Him in prayer. For only in the silent prayer, vital and conscious of the fragility of the people, does it find the gift of faith; A prayer that carries with the cross itself and that of his brothers; Which moves away from idiotic and idle chatter, and is suffering and hopeful. A prayer that encourages and maintains the gift of faith. A gift we neither sow nor cultivate. That is the gift of the Lover and in love God, who is ahead of us.
To him who prays in his fragility, and repeats his mantra in the painful silence that produces the human suffering, like the illness of a daughter, or the injustice unleashed or the brutal violence like the lived this week in Barcelona, God puts it to the test. We are all tested in faith like gold in the crucible. It is there, in the resistance in the midst of trials, that is where faith shines. And it is there that God grants every gift, every consolation, every miracle and every way out in love and concord.
"The gifts and the call of God are irrevocable," says Paul, "it is a great mystery." Those who persevere find that the narrow door is the one that opens Paradise, that of God is irrevocable, and our rebellion brings His mercy.
"My home; Says Isaiah, is a house of prayer: "We know that the house is within, in the heart of every one." It is time to worship God in spirit and truth, according to the Gospel of John. , Let the peoples praise you, let all the peoples praise you. "Everyone is called to praise. We all carry the imprint of his indelible love in our hearts.
Jesus takes that imprint into the light. Let the Church no longer fall into the error of considering herself as the elder sister, the owner of salvation. The mission of the Church, in the Spirit, is to help mankind to unveil its great and hidden secret: ALL WE ARE KIND OF THE FATHER. AND BROTHERS AMONG US. And that secret is revealed by "the dogs that eat the crumbs at the table of their masters."
Repeat once again: NO TO VIOLENCE. YES RESPECT TO THE LIFE OF THE INNOCENT. ALL TOGETHER WITH THE BROTHERS OF BARCELONA AND WITH THE PAIN OF THE VICTIMS OF THE ENTIRE WORLD.
Antonio García Rubio
No hay comentarios:
Publicar un comentario