
Con un par de piernas y otro de brazos, uno a cada lado del cuerpo, dos ojos, dos orejas y una boca y una nariz en medio de la cara, los humanos somos exteriormente relativamente simétricos. Sin embargo, por dentro la cosa cambia: mientras que el hígado o el apéndice, por ejemplo, se encuentran a la derecha del cuerpo, el corazón, aunque está en el centro del pecho, está inclinado hacia la izquierda. Para ser más específicos, lo que apunta a la izquierda es el polo posterior del órgano (el polo anterior permanece en el centro).
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