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viernes, 5 de enero de 2018

DOMINGO DEL BAUTISMO DEL SEÑOR



Su madre me hablaba de ella con pasión y ternura. Pat lleva enferma desde niña. Ahogándose y al borde de la muerte, que siempre la acompaña. Más de treinta años de pelea por la supervivencia. Esperan, Pat y su familia, la llegada de un trasplante de pulmón. Mucho tiempo de hospital. Pero ni una mala cara, ni una mala palabra, instalada en la sonrisa, siempre lúcida y positiva. Sus padres lloran por el callado y prolongado sufrimiento y por la ternura indecible de su hija.
Con este trasfondo escribo hoy sobre el bautismo. Hablamos tanto del bautismo, que parece que está todo dicho y hecho sobre él. Pero no es verdad. Quizá dicho, puede. Pero, vivido, no. Está entero por desarrollar en la vida cotidiana. Al sacramento clave de la vida cristiana lo tenemos olvidado en una foto ajada en el desván, o reducido a una partida inscrita en un libro parroquial. La mayoría de los católicos no conoce el día de su bautismo, casi ninguno lo celebra, y pocos lo viven en vivo y en presente. Qué bueno es para la Comunidad eclesial que actualicemos el bautismo y lo vivamos aquí y ahora, como un hecho actual que afecta a la vida, a la enfermedad, al trabajo, a la familia. Isaías 42, nos orienta: "Yo, el Señor, te he llamado…, te he formado, y te he hecho… luz. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas." El bautismo está actuando y dándonos forma. Lo vemos en los extremos. Lo vemos cuando el padecimiento nos acompaña o bajamos a lo profundo del abismo. Ahí lo vemos emerger como fe, paz, serenidad, valentía, coraje, fortaleza, alegría, y más aún cuando parece que no hay motivos.
El bautismo es una llamada, una elección y una misión.
1. UNA LLAMADA. El bautismo presupone alguien que llama aquí y ahora. El bautismo es agua, y es Espíritu, y siempre vivo. La voz que llama, la reconoce el corazón creyente. "Las ovejas oyen mi voz". Salmo 28: "La voz del Señor sobre las aguas, el Señor sobre las aguas torrenciales. La voz del Señor es potente, es magnífica." Qué bueno volver a escuchar la Voz que te llama por tu nombre. "Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo: 'Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.'" Esa es su voz. Sobre las aguas. Llamando cada día. Voz apasionada por el Hijo, y por todos sus hijos. Por ti y por mí. Hijos amados y predilectos, junto a Jesús, con Jesús. Recupera el bautismo en tu conciencia. Eres bautizado con Espíritu Santo. No sólo con agua. El Dios de las aguas, que insufló la vida en el barro, te ha bautizado con su Espíritu. "Él, dice Juan, os bautizará con Espíritu Santo."  Recupera el bautismo y el Espíritu en el que te han bautizado. Recupera a Jesús en tu persona. Eres otro Cristo. El bautismo te conforma con Cristo, te da su forma, su ser. Y te lo da para tu pelea diaria ante los sufrimientos, las angustias y sinsabores, las decepciones y violencias, ante las injusticias y contrariedades de la vida.
2. UNA ELECCIÓN. El bautismo supone una elección. Elegido para ser presencia de Cristo en la sociedad. Bella elección. Experiméntala como semilla que te crece por dentro. Eso significa ser un elegido, ungido, un bienamado.  "Muchos son los llamados y pocos los elegidos".  Hechos 10 nos quita de la cabeza que la elección sea discriminación: "Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea." "Fui yo quien os elegí", nos dice. No es condecoración, ni mejora de condiciones laborales, ni supone más salario. El contratista paga lo mismo a los primeros que a los últimos. Sin embargo, la elección te da la figura del Maestro, para que seas su viva imagen, y como amigo, cargues con su cruz. "A vosotros os llamo amigos". El bautismo te hace amigo de Cristo, para que, por amor, aumentes el número de sus amigos. Tu testimonio ante la opresión te convertirá en una luz en el camino de otros hermanos.
3. UNA MISIÓN. Has sido elegido para una misión, humanamente poco apetecible: Ser profeta que proclama a los cuatro vientos la Palabra de la Vida. La vida profética está en Pat con su alegría sin horizontes de respirar, y en cuantos dan testimonio de algo mejor que lo malo que nos sacude y nos descontrola. Has sido elegido para continuar la misión de Cristo, que va del desierto al Calvario. "Conocéis lo que sucedió cuando Juan predicaba el bautismo. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos." Hacer el bien, contagiar alegría, dar esperanza, curar opresiones, sanar enfermedades, liberar cautivos, anunciar la llegada de un tiempo de paz y libertad. Marcos 1: "'Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias." Nuestra misión como bautizados es ir por delante de Jesús, abriéndole el camino, para que llegue al corazón de la humanidad. Como bautizados nos sabemos sin privilegios ni protagonismos. Hemos de hacer de la vida y del dolor una ofrenda. Regálate, para que Cristo sea conocido y amado. Para esa misión viven los bautizados.
Medita bien estas palabras. Déjate tocar por tu bautismo. Asúmelo aquí y ahora en toda su belleza. Afronta tu necesaria recuperación. En él se te da la Trinidad, el ser y la misión de la Iglesia. "Si vivimos, vivimos para el Señor". Llega Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautice en el Jordán. Entra con Él en el agua. Que aflorare tu bautismo. Es lo mejor que te ha pasado. Él sólo da fruto cuando es necesario, sin que tú seas consciente, porque "su gracia vale más que la vida".
Antonio García Rubio. Vicario Parroquial de San Blas. Madrid.






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