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viernes, 26 de enero de 2018

IV DOMINGO TIEMPO ORDINARIO



Los pobres y el mundo cada día reciben malas enseñanzas de deplorables líderes y pésimos maestros. No hay más que ver las noticias de Honduras. Allí, como en tantos países, tras unas elecciones fraudulentas, se hace valer la dureza de corazón y la manipulación de los poderosos, que ningunean al pueblo y generan una violencia que mata por la espalda a quienes defienden la verdad y la dignidad de su pueblo,.
Tú, si has de enseñar con autoridad, como discípulo amado del Maestro Jesús, siendo su voz y su figura, abandona el orgullo, la imposición y la prepotencia, y hazlo sin afección y sin interés personal. Como bautizado sabes que tienes un Maestro y un Señor, por lo que tu protagonismo está fuera de lugar. La mayoría de los enfrentamientos históricos entre cristianos, - hemos finalizado la Semana de Oración por la Unidad -, son consecuencia de peleas o intereses de dirigentes y maestros, que fuerzan el Evangelio, desde sus protagonismos racionales o desde sus conveniencias prácticas o políticas. Si vas a enseñar creyéndote el centro, hierras y robas autoridad a quien la tiene en la Iglesia. Y así, salvo por sumisión, nunca tendrás auténtica autoridad ni reconocimiento del pueblo. Sólo te aceptarán,  escucharán, confiarán en ti y te amarán cuando tu autoridad no sea amenaza, coacción o manipulación de hombres y conciencias.
Cristo es el Maestro porque se abajó y humilló, aceptó la muerte y retornó a la vida, fue humilde y sencillo como un niño, entregó la vida por puro amor gratuito. Con plena atención, se imbuyó e inspiró en la vida de los pequeños y los últimos, se concentró contemplando  la naturaleza, la noche y el día, donde están las claves para vivir con dignidad. Supo escuchar los clamores de los pobres, enfermos y buscadores y, con extrema sensibilidad, curó las dolencias y sufrimientos del pueblo. Cristo Maestro mantuvo siempre la alegría y la esperanza, se guió por la fuerza del Espíritu, huyó del protagonismo y mantuvo el secreto mesiánico. Fue fiel, obediente y comprometido con el plan de amor, justicia y salvación del Padre. Deuteronomio lo adelantó 18: "Suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca, y les dirá lo que yo le mande." Y nosotros le seguimos como parte activa y responsable de su pueblo, ovejas de su rebaño. Salmo 94: "Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchéis hoy su voz: 'No endurezcáis el corazón.'"
1 Corintios 7: "Os digo todo esto para vuestro bien, no para poneros un trampa, sino para induciros a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones." La autoridad de Cristo te libra de preocupaciones estériles y te acerca como enamorado a su persona. En Él encuentras una auténtica relación de amistad. Estamos presentando estos días un libro de Mariló González Barón, "Mariló, luz de Mediodía", mística cristiana de nuestra época, ya en las manos del Padre. Nos enseña en su Diario un modo auténtico de relación de amistad con el Maestro. Conviene conocerlo, leerlo, y practicar ese modo persuasivo de relación con Jesús.
Marcos 1: "¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo."  Mírate: Como cristiano eres espejo y figura de Cristo. Que se le vea en tus palabras y en tu testimonio. Yo estoy viendo la autoridad de Jesús en la gente humilde de mi barrio. Así encontré a Carmen, 83 años. Con un hijo muerto por la droga. En la actualidad vive en su casa con otro hijo separado y con un nieto, del hijo de la droga. Ellos dos no se hablan. El hijo es de difícil convivencia; el nieto de imposible y grosera convivencia. Por las noches, Carmen llora orando en la soledad, tras concluir las tareas de la casa y soportar esa impuesta relación: “¿Por qué me pasa esto a mí?”, eso es lo más que le pregunta a Dios. En las tardes se arregla y participa en la misa; comparte la Vida Ascendente y otro encuentro parroquial; el viernes va  a bailar; de vez en cuando toma una cervecita con los amigos; y hace el bien que puede. Escuché embelesado sus palabras de vida y de esperanza. Y proclama: “Yo no me rindo; no entiendo lo que me sucede, pero no me rindo.” Esa es una enseñanza con autoridad.
“La fama de Jesús se extendía en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea." La enseñanza que se extiende con autoridad nace de las vidas entregadas y tocadas por el Evangelio. Hemos visto como esa enseñanza, a través del Papa Francisco, llegaba hasta el extremo de la Amazonía, instruyendo y recibiendo la fuerza del Evangelio junto a las descartadas comunidades indígenas.
La Iglesia necesita tu palabra auténtica, una palabra de fe en Jesús, y pronunciada con autoridad.
Antonio García Rubio. Vicario Parroquial de San Blas. Madrid.

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