
Algunas se levantan al amanecer para preparar el desayuno y no se acuestan hasta que la cena esté servida, la casa arreglada y la ropa lavada y planchada. Ninguna tiene horario ni paga fija que, en caso de existir, pudiera considerarse digna y proporcional al servicio que brindan. Pero es aún peor: no son reconocidas como pares, ni se les permite ejercer otros oficios para los que están capacitadas y se les ignora sus derechos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario