
Los cirujanos suelen decir que cuando alguien sufre un ataque al corazón el tiempo es vital. Este órgano depende de un continuo suministro de oxígeno desde las arterias coronarias. Si estas se bloquean y el suministro se interrumpe, las células musculares del corazón comienzan a destruirse en pocos minutos. En muchos casos, a menos que los cirujanos puedan mitigar ese bloqueo en menos de una hora, más de mil millones de células se pierden de manera irreversible. Aquellos que sobreviven, lo hacen a menudo sufriendo una insuficiencia cardíaca que les acompañará de por vida. En los cinco años posteriores a un ataque, el 50% de las personas que lo padecen ya no estarán vivas.
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