Cuando se cumple el duodécimo día de navegación de la octava etapa de la Volvo Ocean Race entre Itajaí (Brasil) y Newport (Estados Unidos), la flota se adentra en aguas infestadas de leyendas y misterios. Para los amantes de lo paranormal, el Triángulo de las Bermudas es una fábrica inagotable de hipótesis que tratan de dar una explicación a la desaparición de barcos y aviones. Hay teorías para todos los gustos: ovnis, restos de energía atalante, monstruos, vórtices espacio-temporales... Para las tripulaciones, en esta extensa zona del océano Atlántico comprendida entre Puerto Rico, Florida y Bermudas no aguardan escollos sobrenaturales, pero sí presenta peculiaridades impredecibles.
¿Cuándo comenzó el enigma del Triángulo de las Bermudas (o del Diablo)? Hay quien fija el inicio de la leyenda hace 500 años. Días antes de avistar tierra, Cristóbal Colón vio una extraña luz nocturna mientras la aguja imantada del compás se volvía loca. Había una razón para el comportamiento de la brújula: esta parte del Atlántico es una de las dos zonas del planeta donde la brújula marca el Norte real y no el magnético. De hecho, si no se tiene en cuenta ese desbarajuste, un barco o un avión podría desviarse de su rumbo.
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