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viernes, 29 de junio de 2018

DOMINGO XIII TIEMPO ORDINARIO


DOMINGO XIII TIEMPO ORDINARIO
Marcos 5: "Acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado..." Jesús, sin embargo, no se conforma. Y así se inicia una bella enseñanza para nuestra fe. Mantengámonos atentos como Él a los pequeños detalles. En este texto se da fe de ello. La mujer se acerca por detrás. Tiene miedo, pero también necesidad de sanar. Demasiados años sufriendo. Como tantos. Tímidamente toca su manto, y una fuerza sanadora le llega. Hasta ahí todo es aparentemente normal. Lo mejor llega después. Ese es el pequeño detalle que buscamos.
Marcos 5: " '¿Quién me ha tocado el manto?' Los discípulos le contestaron: 'Ves como te apretuja la gente y preguntas: '¿Quién me ha tocado?' Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo: 'Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud'." Este es el detalle. Jesús no se conforma con la fuerza misteriosa que sale de él. Quiere saber quién es la persona que sufre. Se detiene ante ella. Y detiene la historia. No importa nada más. Todo queda congelado. Ahora la protagonista es la mujer. Es ella la que inicia la increíble aventura de la fe. La gente de fe apasiona a Jesús, que tiene ojos y corazón para ellos. Son los verdaderos amigos del Padre. Él nos da una lección a tener  en cuenta.
Piensa en la gente que pasa o convive contigo. ¿A cuántos tomas en consideración? ¿Por cuánta gente de fe o currante de los valores del Reino te dejas seducir? ¿Con qué pobres o descartados que luchan en el naufragio de su larga y angustiosa noche te detienes a la escucha y a mirarlos a los ojos? ¿Cuánto tiempo dedicas a fijar tu atención en aquellos que el Espíritu elige para ser sus discípulos? ¿Qué capacidades desarrollas para constituir comunidades de hombres y mujeres de fe? ¿Estás atento a tus hermanos y amigos, y a su fe? ¿Desarrollas tu sensibilidad para desvelar la voluntad de Dios en aquellos que Él pone entre tus manos?
Es verdad lo que dice hoy el libro de la Sabiduría 2: "Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser". Y es evidente, como lo demuestra Jesús en sus detalles con sus interlocutores, que cada uno ha de esmerarse en la familia y en el trabajo, con los amigos y los enemigos, en sensibilizar con la semilla de inmortalidad y con la imagen de Dios que lleva en su ser. Esta es la revolución que cambia el mundo, y el mejor programa para la vida.
Mira al Señor, y haz como Él. 2 Corintios 8: "Sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza. Pues no se trata de aliviar a otros, pasando vosotros estrecheces; se trata de igualar.
En el momento actual, vuestra abundancia remedia la falta que ellos tienen; y un día, la abundancia de ellos remediará vuestra falta; así habrá igualdad. Es lo que dice la Escritura: 'Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco no le faltaba'." Nuestra tarea es igualar. Profetas, mártires y santos han sido testigos y misioneros de la fraternidad que iguala, y que nos hace hermanos, hijos del mismo Padre. ¡Nunca esclavos! La gente que gusta a Jesús, la que se mantiene con fe, crea un ambiente de igualdad, justicia, dignidad y amor mutuo y fraterno. En esa comunidad te encuentras.

Marcos 5: "Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: 'Talitha qum' (que significa: 'Contigo hablo, niña, levántate'). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña." Jesús, aquí, de nuevo, reponiendo la vida, enseñando que cada día es una nueva oportunidad para hacer posible lo imposible. ¡Ten fe! ¡Mantén la fe verdadera! No una fe teórica, formal o intelectual. Mantén viva la fe en la vida, en las posibilidades maravillosas del hombre y la mujer para reconstruir un mundo fraterno. ¡El Reino! Pide que nos libre del mal y nos aleje los males consentidos por los hombres ambiciosos, que esquilman la naturaleza, y destruyen a los pequeños y amados hijos del Padre.
Y así, cuidando los detalles, la vida, a los hermanos y la fe de los sencillos, cantarás con el Salmo 29: "Cambiaste mi luto en danzas. Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre."
Antonio García Rubio.

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