En los huracanes y tifones que han azotado este fin de semana las costas de Filipinas y las dos Carolinas, en Estados Unidos, hay algo que preocupa más que los fuertes vientos: el agua.
En forma de lluvia e inundaciones masivas, el agua es la que causa la mayor parte de la devastación en una zona azotada por fuertes huracanes, ciclones y tifones incluso después de que éstos ya hayan rebajado su intensidad, advierten expertos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés).
Y una de las peores formas más catastróficas en las que se pueden producir las inundaciones es a través de las llamadas marejadas ciclónicas(storm surges, en inglés). Éstas son a menudo la mayor amenaza para la vida y los bienes materiales de un huracán, asegura la NOAA.
De acuerdo con esta institución, de las más de 1.500 muertes del huracán Katrina en 2005 la mayoría se debieron directa o indirectamente a una marea de tormenta.
Pero, ¿qué son?
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