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viernes, 16 de noviembre de 2018

DOMINGO XXXIII TIEMPO ORDINARIO



Vivimos tiempos difíciles, pero, ¿haremos leña del árbol caído? Esa forma de actuar, tan común en una parte importante de esta sociedad, que mantiene carencias de sensibilidad, excesiva ideologización, hipercrítica y desafecto por lo común, no ha de ser la nuestra. Nuestro compromiso, en la oración silenciosa o litúrgica o en el encuentro solidario y cotidiano con el otro, ha de ofrecer un modo diferente de vivir y compartir. Lo mejor no es el mucho hablar, sino el auténtico compromiso con las causas nobles y justas. No hagamos leña fácil con la hojarasca caída. Hay personas que disfrutan con el mal ajeno. Entre nosotros no ha de ser así. En días difíciles la fe, la confianza y el amor que provienen del Espíritu, permanecen intactos en que le buscan y responden con un corazón acogedor, humilde, orante, silencioso, solidario y generoso.
Daniel 12: "Serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro." Los inscritos en el libro del amor son elegidos para dar la cara en nombre del Dios del amor en los tiempos difíciles. En ellos se nos convoca a colaborar y mantener la disposición, a escuchar la Palabra y dar mucho con lo poco con sencillez y normalidad. Y dejarnos hacer y llevar por el Espíritu, que ilumina la noche y nos permite perforar la costra autosuficiente de esta sociedad engañosa. Adentrados en su hondura, trascendiendo este mundo que pasa, constatamos con el Salmo 15: "El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré."
¿Cómo perforaremos una realidad humana y social tan deteriorada? ¿Cómo seguir la pista del corazón de Dios, para beber el agua viva que brota de 'la Fuente que mana y corre, aunque es de noche'? ¿Cómo hacerlo si estamos estresados y depresivos? ¿Cómo caminar con cargas insufribles, impuestas por el sistema económico? ¿Cómo hacerlo sin horizontes, con el ambiente crispado y las pobrezas carcomiéndonos? ¿Cómo  caminar con desesperanza, carencia de valores y de motivaciones auténticas, con tomaduras de pelo o sin referentes? Cristo, según Hebreos 10: "Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados."
Observa el poder de Cristo. Es para el bien. Y ayuda a resolver el enigma de la confianza del hombre. Sólo Dios hace lo que hace. En un 'sí es, no es', en un instante,  en un abrir y cerrar de ojos, con pocas palabras, con un gesto, Cristo cambia el rumbo de nuestra vida. Con la sola ofrenda de su vida nos hizo partícipes del don de una vida nueva y reconciliada. La conclusión es clara: Confía en Él. Deja a Dios ser Dios. No quieras ocupar su puesto en el hombre. Perfora la realidad dura y fría, inhumana, y deja que aparezca una rendija de su luz. Verás cómo la madeja se desenrolla con paciencia; con su luz aciertas en tus decisiones; y sales del laberinto con búsquedas sosegadas y algún que otro golpe de gracia y de luz. Tú no puedes, Él sí.
Marcos 13: "Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta." No desesperes. No hagas leña de tanto caído por la violencia que genera una vida desalmada. Confía a base de paciencia y sosiego en el corazón. Como los grandes científicos concéntrate en aquello que se te ha dado a vivir, trabajar, recrear y creer. Hazlo una y otra vez. Si hierras o si fracasas, vuelve a intentarlo. No dejes que te anide en el alma el picotazo de la serpiente. Estruja tu herida hasta expulsar su veneno, aunque esté adherido a ti como una solitaria. Cúrate. Sana el corazón con la fe en el poder del Amor de Dios. Él aparecerá en su momento. "El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre."
El contraste entre el poder de Dios y la ignorancia del hombre, ya sea ilustrada o interesada, es lo que hace apasionante y atractiva la peregrinación por la existencia. No te estires de los pelos para crecer. Deja que se imponga la serena y sabia naturalidad del Universo creado. Todo a su tiempo. Aprende de la higuera. Dios es Dios. Saberlo te serenará y sosegará en estos tiempos difíciles. No estamos para hacer leña de tantos sufrientes. Todo pasará. El amor permanece intacto, intachable. Todos somos importantes para el Amor. Cuídalo.
Antonio García Rubio.

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