Las encuestas ya lo habían augurado: las elecciones de mitad de mandato le dieron la Cámara de Representantes a los demócratas. Terminó así la era en que los republicanos, con el presidente Donald Trump a la cabeza, controlaban el Congreso y el gobierno.
Aunque llamar "era" a un período de solo dos años podría resultar exagerado, por supuesto, en realidad los días y las semanas bajo el mandato de Trump se hacen eternos por el no parar de noticias.
En el tiempo que lleva como presidente, Trump se ha beneficiado de un Congreso relativamente amistoso. Uno que generalmente respalda sus palabras y acciones, y se adapta a sus prioridades políticas.
Pero en dos meses, cuando la nueva Cámara controlada por los demócratas llegue a Washington, todo eso cambiará.
Tras años en que impulsó una legislación de línea dura respecto a la inmigración, la derogación de la reforma sanitaria del presidente Barack Obama (Obamacare) y fuertes recortes a los programas sociales bajo el gobierno republicano (aunque muchos de los proyectos de ley murieron en el Senado), la Cámara de Representantes ahora comenzará a plantear prioridades progresistas.
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