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viernes, 22 de febrero de 2019

VII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO


Lo de: 'al enemigo ni agua', me parece malvado y rancio. El odio sólo genera muerte. Nos acosa un tiempo enmarañado. Mucha cita electoral, y otros aconteceres renqueantes en la vida de nuestro país y del mundo. Por ello, necesitamos dejarnos aconsejar y conducir por la Palabra de Dios. Encaremos estos meses con una nueva y estrenada dignidad del corazón, que nacerá en la Pascua y no se manifestará quejumbrosa ni herida ni envalentonada, ni pusilánime, ni dramática. Tenemos necesidad de gente sencilla, austera, adulta, con fe sincera y corazón noble, alegre, y confiado en Dios. Gente que no se deje ni arrastrar por el odio, y que, a pesar de sus pecados y pobrezas, se aleje de las antiguas y rancias peleas de los que se consideren ‘gallitos de pelea’. Gente que no hable más de enemigos, de buenos -nosotros- y malos -los otros-, de maniqueísmos y dualismos excluyentes, o de ideologías contaminadas por egos torpes o empequeñecidos.
Busca al Padre que "siente ternura por sus hijos", al Señor que siente "ternura por sus fieles," del Salmo 102. Entra en el regazo de su misericordia. En esa entraña cálida de amor, que no hace acepción de personas, y considera a todos, sin excepción, como sus hijos; y que, incluso, trata de modo especial a los más alejados y rebeldes, como hace con el Hijo Pródigo o con el Ladrón arrepentido y crucificado junto a Jesús. Se puede entender que los no creyentes no entiendan ni acepten esta verdad primordial y primera de la fe. Pero tú, bautizado, has de ser un humilde testigo de esta verdad esencial y sanadora que muchos no saben aceptar; y prefieren quedarse en el denostado maniqueísmo -actitud o interpretación de la realidad que tiende a valorar las cosas como buenas o como malas, sin términos medios- de los nuestros y de los enemigos.
¿Qué tipo de creyente nos sugiere o busca la Palabra de Dios de este domingo? Busca un hombre o la mujer respetuosos y acogedores con el diferente, el disidente y el 'enemigo'; que se mantenga confiado en la Palabra e implicado en la necesaria y urgente transformación de la sociedad, en consonancia con el Reino; que muestre disponibilidad, coherencia, inteligencia solidaria y un torrente de comprensión y de humanidad; y que se dedique a construir puentes.
La Palabra busca bautizados y discípulos con:
1. LEALTAD DE CORAZÓN. Afeemos el hecho de que se impongan los criterios de los guerreros. No vayamos tras ellos. Ni les demos alas. Aunque nos quedemos solos. No participemos del festival de la violencia. Como David en 1 Samuel 26: "David gritó: 'Aquí está la lanza del rey. Que venga uno de los mozos a recogerla. El Señor pagará a cada uno su justicia y su lealtad. Porque él te puso hoy en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor.'" Los enfrentamientos con Saúl nos enseñan, desde la nobleza del joven David, un camino diferente. El camino de la lealtad, que es largo de recorrer. Es paciente. Nunca se deja arrastrar por la violencia. Ni siquiera teniendo a tiro al posible enemigo. Existen caminos que no entran en una espiral facilona de violencia verbal que acaba mal. Cuando todos tenemos tanto que callar o por lo que pedir perdón. Existen caminos de fe y comunicación. Se leal de corazón.
2. CONCIENCIA DE QUIEN SOY. 1 Corintios 15: "Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial." Este es el camino del encuentro entre unos y otros. Caminamos del hombre terreno al celestial. El terreno crea las diferencias económicas y otras que hieren extremadamente a la humanidad. El robo de los bienes o la negación de la libertad por las manos o por el poder de unos pocos, hacen que la pelea y la enemistad estén eternamente servidas. Pero, el hombre celestial, hacia el que peregrinamos las personas de fe, nos recuerda la vocación a la que estamos llamados. Y nos despierta la nueva conciencia de quienes somos: hijos del mismo Padre, emplazados a ser hermanos. Y los hijos y los hermanos han de buscar entre ellos, con respeto y con diligencia, el modo de adquirir, por el cauce de la nueva conciencia de hijos, la armonía de la fraternidad, a la que nos invitaba el Papa Francisco en el Documento sobre la Fraternidad, firmado en Abu Dabi.
Avanza para que agrandes lo que nos une y achiques lo que nos separa y enfrenta. Utiliza todos los cauces posibles y legítimos para construir en libertad y alcanzar una sociedad justa, libre, fraterna y abierta al Dios dador de vida y de hermanos.
3. COMPASIÓN Y GRANDEZA DE ALMA. Sólo has de quedarte rumiando y dejando que te calen y te conviertan, durante toda la semana, en oración, estas palabras del Señor Jesús que hoy nos ofrece Lucas 6: "Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros." Acepta estas palabras como verdadero alimento. Aléjate de la división entre buenos y malos. Sólo Dios es bueno. Todos desarrollamos aspectos del bien y otros que no lo son tanto. De este modo la compasión y la grandeza de alma las verás florecer en tu alma y en la de tus hermanos.
Antonio García Rubio.

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