Salmo 89: "Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó, una vela nocturna. Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato." Aprende a mirar la vida desde el ángulo abierto de Dios, desde su iluminada presencia, y adquiere una percepción de la historia algo diferente de la común y material. Mira tu peregrinar y no dejes de evocar el anhelo, la figura y el perfume de la presencia del Amado, que diría san Juan de la Cruz.
Vive la existencia como un presente continuo y eterno, con la sensatez de lo vivido en plenitud. Vivir así no te sitúa al margen de la historia, ni te ahorrará ningún sufrimiento personal, familiar, comunitario o social. La sensatez se aprende lentamente, desde los sudores, abismos, angustias y gozos del presente, que dice el Vaticano II (GS); y se percibe en los caminos estrechos que se transforman en descansada anchura.
Qohelet 1.2: "¿Qué saca el hombre de todo su trabajo y de los afanes con que trabaja bajo el sol? De día dolores, penas y fatigas; de noche no descansa el corazón. También esto es vaciedad." Hay vaciedades, así vividas por los sabios de Israel, que desembocan en interpretaciones victimistas de la existencia, en escepticismos, o en experiencias variopintas, que van desde el vacío pavoroso, hasta la desesperanza. Hay sufrimientos destapados o encubiertos; excesiva destemplanza provocada por noticias desalentadoras que estremecen al hombre y al planeta. Hasta los boabads legendarios del sur de África se mueren tras miles de años de vida, al no quedarles lágrimas que verter en una Sabana sedienta. Mueren, según la revista Nature Plants, probablemente por el aumento de las temperaturas y por las sequías prolongadas del cambio climático.
San Pablo, siempre eterno, nos pone el dedo en la llaga. Es necesario cambiar de vida. Hay mucha gente joven, frustrada, y con deseos de hacer cosas maravillosas. Es su tiempo. Y no tenemos derecho a romper el equilibrio del planeta. Pablo grita la necesidad de despojarse de la vieja condición ambiciosa y egoísta, que trae la ruina. Colosenses 3: "Despojaos de la vieja condición humana, con sus obras, y revestíos de la nueva condición, que se va renovando como imagen de su creador, hasta llegar a conocerlo. Cristo es la síntesis de todo y está en todos." Es hora de dar paso a lo nuevo, a unas nuevas generaciones, que han de tener la oportunidad de intentar algo diferente. Han de superar la ruina que provoca la ambición por acumular para sí, fruto de la fe en el dios dinero.
El mundo necesita dar su oportunidad a jóvenes científicas y solidarias como Maanasa Mendu que, a sus 13 años, ha recibido un premio importante por ser la estadounidense más joven en desarrollar energía renovable. Ha inventado una rudimentaria instalación que produce energía solar y eólica limpia, y de forma muy económica. Su idea ha nacido en la India, donde cada verano convive con su familia en medio de persistentes apagones. Y reconoce con gran sensibilidad que "para más de un quinto de la población mundial la oscuridad es una realidad permanente". Si los ambiciosos aparcan su ambición destructora y desmedida, las nuevas generaciones avanzan rápido en saber y solidaridad como para avanzar hacia la plenitud del Reino soñado por Dios para la humanidad, hasta que hagamos la síntesis de todo, constituyendo el Cuerpo fraterno de Cristo, en el que todos seremos todo en Él.
Presta atención a la Palabra de hoy, Lucas 12: "Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes. 'Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?' Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios." Ahí tienes la respuesta contundente de Jesús; la clave para entender tanta ruina como lleva encima, como una pesada losa, la humanidad. Mira bien y rumia en el corazón estas palabras dichas para nosotros:
1. Guárdate de toda codicia. Sé un hombre libre y austero. Vive con lo necesario. Piensa en tus hermanos y en los que vienen tras de ti. Cuida de esta tierra agotada.
2. No creas que tu vida está asegurada por los bienes acumulados. No te engañes. No guardes lo que, innecesario para ti, es necesario para tus hermanos. Esa medida la usarán contigo.
3. En cualquier momento, de modo insospechado, como nos pasa a todos, a ti también te pedirán la vida. ¿Serás capaz, por tu ambición, de presentarte ante el Padre con las manos vacías?
4. ¿Sabes lo que es ser 'rico para Dios'? Apréndelo en la Escritura; atiende y pon manos a la obra: Aspira a un buen corazón. Bosqueja una mente limpia que ilumine el bien de muchos. Purifica el alma con amor. Cultiva unas manos surcadas de buenas acciones. Y orienta tus pies como peregrinos de la Caridad. Tu nueva riqueza será para hoy y para la eternidad.
Antonio García Rubio.
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