Mi fe, mi religión han estado siempre muy unidas con la música. He pertenecido en primer lugar a la escolania de San Anton con la voz segunda, donde esta hoy el padre Ángel. En el coro de San Ildefonso donde a mis 20 años di mi primera conferencia sobre la Sindone de Turin. En el coro militar en el campamento de Camposoto en Cadiz cuando fui militar. Y por ultimo en el coro gregoriano de la parroquia Nuestra Señora del Pilar. Ni que decir tiene que nuestra fe necesita música, necesita sonar el órgano con su esplendor y sus trompetas reales y necesita los coros para expresar la palabra de Dios.
Impresionante fue para mi cantar el Aleluya de Haendel un Sabado Santo en la Iglesia de San Anton con un órgano de trompetas reales que sonaba majestuosamente; apagarse todas las luces de la iglesia, encenderse estas, quitarse todos los paños morados que cubrían las imágenes y entrar a sonar el coro y órgano, nunca nunca se me borran esas imágenes y esos sonidos. Aleluya Aleluya