Dios es grande, Dios existe y otra cosa mas y no me cansaré de decirlo, fundamental la fuerza de la oración. jl
Yo dije: “No, solo quiero rezar”. Me dejaron un minuto para rezar.
Después me empujó desde el hombro hacia abajo hasta que me arrodillé, y dijo: “Tú eres clérigo, y está prohibido que tu sangre caiga al suelo porque sería un sacrilegio”. Así que fue a coger un cubo, y volvió con él para degollarme.
No se qué recé en ese momento. Sentí mucho miedo, y le dije a María Alphonsine: “No debe ser por casualidad que te lleve conmigo. Si es menester que el Señor me lleve joven estoy listo, pero si no, te pido que nadie más muera”.
Cogió mi cabeza con su mano, me sujetó el hombro con fuerza, y levantó el cuchillo. Unos momentos de silencio, y de repente dijo: “¿Quién eres tú?” Yo contesté: “Un monje”. Y contestó: “¿Y por qué no puedo bajar el cuchillo? ¿Quién eres?“. Y ya, sin dejarme contestar, me dijo: “Padre, tú y todos volved al coche”. Nos fuimos hasta el donde estaba el vehículo.