SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO
¿Cómo puede descubrir un bautizado o una comunidad creyente, que el Señor ha estado grande con ellos? He aquí una sencilla respuesta: Por su alegría. La alegría ayuda a discernir en verdad. Salmo 125: "El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres." Examinemos nuestro corazón y nuestras comunidades. En su alegría encontraremos la respuesta aportada. "Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares." Cuando una comunidad cristiana está triste, tiene síntomas de estar centrada en su ego y en su fracaso. Algunos se extasían o deprimen de mirarse a sí mismos. Y se destruyen.
Despójate del ego personal o grupal, sea portentoso o ruinoso; esté vestido de lujo o de aflicción; reconoce tu pobreza, y revístete del Señor; abandona el protagonismo en sus manos. Vive alegre el que se sabe del Señor, revestido de Él. "Ya no soy yo, es Cristo que vive en mí," que dice Pablo. Y Baruc 5: "Jerusalén, despójate de tu vestido de luto y aflicción y viste las galas perpetuas de la gloria que Dios te da." Todo cambia si abandonas la obstinación de tu ego recalcitrante y te entregas a realizar la obra de un cuerpo unido y gozoso con sus manos. "Mirad cómo se aman". Dios te lleva de la mano, eres diverso y diferente a tus hermanos, y ellos y tú sois protegidos con su sombra. "Dios ha mandado al bosque y a los árboles fragantes hacer sombra a Israel."
El segundo domingo de Adviento es un canto a la acción de Dios y a la Comunión entre los hermanos. Mantén claro el Principio y Fundamento. Él, y no tú, no nosotros, es quien inicia esta obra. No seas necio. No te confundas. No protagonices. Filipenses 1: "El que ha inaugurado entre vosotros una empresa buena, la llevará adelante." Él inicia y concluye. Y recrea la comunidad y la Comunión; sé vivamente consciente de ello. Él en todo. Y, no desdeñes la importancia del trabajo y compromiso humano con su obra: "Que vuestra comunidad de amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad." Recupera estas dos palabras: penetración y sensibilidad.
1.- Penetra, es decir, perfora, que diría Madeleine Delbrêl; perfora la costra superflua, vana, o descarnada de la realidad; atraviesa ese revestimiento externo diseñado por egos, manías y despropósitos; generado por violencias e injusticias; y en esa tarea, liderada por el Espíritu de Jesús, en movimiento y contemplación, llega a lo íntimo del corazón de Dios, y del corazón de tus hermanos, quedando tocado por su presencia.
2.- Ahí, en esa presencia, te aparece la otra palabra: Sensibilidad. Vívela y apréndela al contemplar la Encarnación de Cristo. Monta el Misterio de su Nacimiento en Belén en tu hogar y tu comunidad. Sensibiliza la finura de un amor que se desangrará y desgastará por amor radical a los despreciados y abatidos. Que tu sensibilidad haga amanecer un Adviento alegre, de amor entregado.
Acepta a Juan, el duro, el del desierto. Lucas 3: "Vino la Palabra de Dios sobre Juan en el desierto... Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios." Entra tú, también, con él, en el desierto de esta sociedad desalmada. Retorna sin miedo a la austeridad de los que se arriesgan por amor a Cristo y a los descartados.
- ALLANA el camino de la paz, amenazado maltratados, indiferencia y violencia provocada.
- Prepara sendas que cuiden la belleza de la fraternidad y la comunión de los diversos en la Iglesia.
- ELEVA la dignidad de los desahuciados desprotegidas por los poderes públicos. (Lo pide el Vicario de Pastoral Social Madrid, José Luis Segovia, al solicitar cambios legales que suspendan provisionalmente los desahucios de personas vulnerables; medidas de promoción de vivienda social, y la incentivación del alquiler social.)
- ABAJA el ego propio y el de los que se creen poderosos y únicos poseedores de la verdad.
- ENDEREZA lo torcido de tu corazón y el de una sociedad que juega con fuego incendiario que acaba en sufrimientos múltiples.
- IGUALA lo escabroso de tu ideología, incluso religiosa, que acaba espirales violentas y en heridas difícilmente curables.
- Así, y sólo así, en este Adviento de 2018, todos veremos y gozaremos de la alegría y la salvación que viven para el mundo en el corazón de Dios y de su Iglesia.
Antonio García Rubio.