
Con apenas dos kilómetros cuadrados de extensión, el Principado de Mónaco es conocido por ser el segundo país más pequeño del mundo (después de El Vaticano). Un paraíso fiscal con grandes ventajas impositivas; la tierra del famoso Casino en Monte Carlo, el Gran Premio de Fórmula Uno, los yates, las películas de James Bond, los paparazzi. Rodeado por Francia y a orillas del Mar Mediterráneo, es un centro financiero y turístico. Está entre los diez países con el mayor Producto Interno Bruto (PIB) por habitante y, una de las características más destacadas del principado, es que los residentes monegascos no pagan impuestos sobre la renta.
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