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viernes, 27 de julio de 2018

DOMINGO XVII TIEMPO ORDINARIO




Juan 6: "'Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?'... 

"Aquí hay un muchacho." Aquí hay alguien dispuesto a entregar lo que tiene. ¿Cuántos otros hay como este muchacho por ahí? ¿Cuántos muchachos y no muchachos arriesgarían vidas y haciendas siguiendo como discípulos a Jesús? ¿Cuántos compartimos lo que somos y tenemos?

"¿Qué es eso para tantos?" Muchos pocos, hacen mucho. Son muchos los que desprecian lo poco y los pocos. Los ojos de Jesús miran lo poco y a los pocos. Existe una ley espiritual y cósmica por la que lo poco se multiplica hasta el infinito. Así, el humilde pan crece a manos llenas en las humildes manos de Jesús, con el corazón limpio de un muchacho y con el servicio de los discípulos. No desconfíes de lo poco que eres o tienes. Si crees, obrarás maravillas. La historia de la fe está llena de hombres y mujeres que han convertido lo poco en bien, en pan, en justicia, en crecimiento, en salud para muchos. En salvación.

 "Comieron y sobró." ¿Qué pasa con este mundo, en el que la mitad y más de él malviven con las solas sobras del otro medio? En las fiestas de tu comunidad, tu familia o tus amigos, cuando cada uno aporta una pequeña parte, se da la experiencia de que siempre sobra en abundancia, para que se pueda continuar la fiesta de la solidaridad, compartiendo con otros muchos más. Los pueblos jóvenes manifiestan un compartir diario, constitutivo de sus comunidades que les humaniza. Ponen lo que son y tienen al servicio de todos. Lo descubren nuestros misioneros en las comunidades campesinas o indígenas de América o África. Quien come solidariamente, hace crecer el pan para todos. El impedimento para que haya pan en la mesa de los pobres, es la ambición extrema de los avaros.

"Les das la comida a su tiempo." Certeza de nuestra fe es que Dios “nos da la comida a su tiempo”. Nuestra oración es: "Danos hoy nuestro pan." Y, ha de ir acompañada por la determinación de surtir la mesa de las familias, tanto del hogar, como del trabajo, el vestido, la educación, la salud y el alimento necesarios. En este empeño estar trabados y unidos los hombres y las mujeres de todos los pueblos y de todas las creencias. Dios no falla. Y tú, ¿facilitas con tu compromiso, tus sudores, desvelos y esperanzas, que la tierra dé frutos abundantes y soluciones vitales para todos?

"Se retiró otra vez a la montaña él solo." En medio de la noche, Jesús se perdía en íntima oración con su Padre. Tenemos mucha gente sola, atemorizada y herida en medio de noches solitarias y agobiantes. Demasiados heridos sin cura asequible. Demasiada vinagre para añadir a su ya largo drama existencial. Resultan enigmáticas las retiradas de Jesús a la oración. Pero es ahí donde radica su fortaleza para afrontar los sinsabores y cuchilladas de una vida entregada a la liberación y al bien común.

"Lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo." Alguien no visible atraviesa de lado a lado cuerpos, almas y corazones. Hay gente que deja huella más allá de las contusiones y opresiones de los golpes concretos. Hay gente que hace ancha la estrechez de una vida sin amor fraterno. Esta gente es imprescindible. ¿Eres uno de esos imprescindibles? ¿Eres como Jesús? ¿Expandes amor por la vía del corazón?

"Sobrellevaos mutuamente con amor." No te mantengas cerrado ante los enemigos. Tienes autoridad suficiente para facilitar relaciones de encuentro y diálogo. Estás capacitado para superar obstáculos y para aprender a sobrellevar a los otros como un hermano con sus hermanos. La manía de encerrarte en ti mismo y de vivir a los demás como una carga, nace de tu penoso egoísmo. Si te abres verás que todos son tu familia y el motivo de tu felicidad. No te empeñes en hacer un motivo para el  enfrentamiento de lo que son las justas y maravillosas diferencias. Junto a los diferentes estás llamado a construir un mural apasionante y complementario. Elimina prejuicios, fronteras y impulsos de dominio y opresión. El Reino nuevo, fraterno y soñado por el Padre, ha sido manifestado en Jesucristo. Y es una urgente llamada a tu mente, tu corazón, y a tus hermanos.

“Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado... 

Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo."

Antonio García Rubio.

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