Religión profunda
Empiezo con una reflexión sobre la eucaristía porque vengo de una tradición cristiana, pero el punto de que las experiencias religiosas emergen de historias muy antiguas y muy específicas aplica a la mayoría de los fenómenos religiosos.
Es así porque, en las palabras del sociólogo Robert Bellah "nada se pierde nunca". Quiénes y cómo somos y donde estamos es el resultado del avance de la historia. Cualquier fenómeno es un fenómeno humano que se convirtió en lo que es. Y eso también pasa con la religión.
Pero empecemos definiendo religión. El primatólogo Frans de Waal, autor de "El bonobo y el ateo", dice que religión es "la reverencia compartida hacia lo sobrenatural, lo sagrado o lo espiritual, así como hacia los símbolos, rituales y adoración con los que se los vincula".
Y la importancia de la experiencia compartida no puede ser sobrestimada pues, en la historia que estamos contando, la evolución de la religión humana es inseparable de la cada vez mayor sociabilidad de los homínidos.
Como señala Bellah, la religión es una forma de ser. También la podemos ver como una forma de sentir, una forma de sentirnos juntos.
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