
Este año la oscuridad se hizo visible, porque eso es lo que representó la primera imagen de un agujero negro, que ahora, cuando está a punto de terminar, se considera el principal descubrimiento científico de 2019. Resulta difícil exagerar la importancia de poder ver algo que los astrónomos sabían, tras décadas de estudio y observación, que está ahí escondido a plena vista, pero que les eludía porque ni la luz puede escapar de un agujero negro. El logro representa además uno de los aspectos más caros a los científicos, la colaboración y transmisión de información en el plano internacional. Para conseguir la imagen hicieron falta más de 200 científicos y muchos telescopios que hubo que manejar a pesar de los reparos lógicos de sus directores en algunos casos.
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